YO ESCALO MONTES CON MIS MANOS
Yo escalos montes con mis manos
atravieso veredas guiado por el mástil
que recorre tus labios de color de fresa,
y con mis cascos galopando entre tu selva.
Una gota de agua resbala por tu espalda
erizando el vello invisible de tu fina piel
que pide a gritos las caricias que secan
el sudor que produce la espera.
Yo escalo montes con mi aliento
y tú te estremeces hasta que los ojos
de un solo golpe se vuelven blancos
y tu cuerpo se arquea como un puente.
Un solo roce, uno solo..., y se convierte en corriente
electrizando y cicatrizando heridas olvidadas,
solos estamos, pensamos y actuamos
y no tienes bastante que exiges domar al caballo.
Gritas sin conocimiento y sin saber si te estoy escuchando
grito, aunque sé que no me oyes y los dos gritamos,
solo escalo el monte en el que me adentro
porque solo tú tienes la llave que abre y cierra como jugando.
Y al fin llega el corcel que cabalgas
aunque no sabes si pronto parará.
para que tu alma descanse del largo viaje
que escalando yo el monte, los dos iniciamos.
Y como una flecha que se clava en el pecho
cae tu cuerpo entre mi cuerpo los dos agotados,
y se vuelven ternura tus caricias
y se vuelven ternura las manos con que el monte escalo.
Cierra los ojos y duerme
¿quién sabe si volveré alguna vez
a trepar por las escarpadas rocas
o llevarte el corcel que has montado?
Solo tú lo sabes y tú tienes la llave,
porque mi voluntad has secuestrado,
con tus ojos de miel y tus labios de fresa,
¿tú crees que volveré...?, nunca se sabe.
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